No es lo mismo limpiar una zapatilla que limpiar un zapato pues hay zonas específicas del calzado deportivo en las que es preciso detenerse para así quitar toda la suciedad.
Si se trata de zapatillas de lona, lo primero es quitar los cordones para que los aros en donde se insertan los mismos queden al descubierto.
Luego toma un cepillo y pásalo por todo el calzado para así quitar la suciedad superficial y los restos de polvo. Una vez realizado este paso, toma un palillo para limpiar los oídos y pásalos por los aros de los cordones y las zonas más ocultas del calzado. De esta forma eliminarás la tierra y suciedad que hay en ellas. Si lo prefieres puedes mojarlos en algodón para mayor efectividad y si no tienes estos palillos puedes limpiar con bolitas de algodón.
Una vez eliminada toda esta suciedad, es hora de lavar las zapatillas en la lavadora utilizando el detergente o jabón que usas siempre. Elige siempre lavarlos con agua fría para evitar que la lona se decolore y recuerda incluir los cordones en el lavado.
Cuando el lavado hay finalizado, sécalos a la sombra para así no decolorar o encoger las zapatillas.
Por último, coloca nuevamente los cordones y sal a la calle luciendo tus zapatillas limpias.